miércoles, 23 de abril de 2014

II. Sigamos viendo porqué la nota "Naturaleza inclemente" nos aparta de analizar la realidad a transformar.

Chile: Las causas profundas de la tragedia de Valparaíso

Por: Sergio Grez (A L’ENCONTRE)
Entre el sábado 12 y el miércoles 16 de abril 2014, un incendio azotó Valparaíso. En la tarde del sábado, el incendio se había extendido a bosques y colinas de esta ciudad portuaria. De acuerdo con estimaciones preliminares 1.900 hectáreas de tierra fueron devastadas y 2.900 casas destruidas. Un total de 12.500 personas fueron afectadas.

Como lo afirma en su artículo Sergio Grez, historiador chileno
, los orígenes de este desastre son de carácter estructural y residen en las políticas neoliberales que han tenido una continuidad en Chile, incluso bajo los gobiernos denominados “progresistas”. Sus consecuencias negativas en términos de desigualdad social, servicios públicos ausentes o deficientes y falta de planificación urbana, son harto evidentes. Valparaíso es una de las ciudades más pobres del país, con una tasa de pobreza del 22,6 % y muy bajos niveles de educación. Además, el 71 % de los trabajadores en esta ciudad no tienen contrato de trabajo. La respuesta del gobierno de Michelle Bachelet ha sido ofrecer a los afectados un vale de regalo de alrededor de 300 dólares. No obstante, este vale solo podrá utilizarse en las tres principales cadenas de supermercados: Paris (del holding Cencosud, cuyo propietario es Horst Paulmann, segunda fortuna de Chile, vinculado a la dictadura de Pinochet y al establecimiento nazi conocido como Colonia Dignidad (1); Falabella (uno de los líderes del rubro a nivel latinoamericano, propiedad de Juan Solari ); y Ripley (grupo Calderón, también presente en México , Perú y Colombia). Redacción de A l’encontre.

El incendio que ha afectado a Valparaíso y, sobre todo, sus terribles consecuencias para la población más desvalida de sus cerros, tiene como causas estructurales la pobreza, la gigantesca desigualdad social imperante en Chile, el capitalismo dependiente, el modelo neoliberal y el desinterés real de quienes han gobernado el país durante las últimas cuatro décadas por disminuir la desigualdad social y tomar medidas eficaces que reviertan la profunda decadencia en que se encuentra el otrora principal puerto del país. Lo anterior, no es ni más ni menos que el producto de la instauración del actual modelo económico.

Valparaíso, que siempre ha abrigado una población mayoritariamente pobre, ha visto acentuarse su pobreza en las últimas décadas
. Como consecuencia de ello, han proliferado las construcciones precarias, de material ligero, incluso de deshechos, levantadas en lugares no aptos para el hábitat humano (las laderas de ciertas quebradas), donde no llegan servicios básicos (agua, electricidad, alcantarillado, remoción de basuras, alumbrado público, calles y escaleras) en la forma adecuada, sino precariamente y lo que es peor aún, a menudo de manera "salvaje", solo por iniciativa de los propios pobladores y, por ende, con medios materiales inadecuados. Esto redunda en hacinamiento humano, habitaciones insalubres amén de precarias, además de acumulación de grandes cantidades de basura en las quebradas, lo que en caso de incendio, se convierte en combustible que acrecienta el área y las consecuencias del siniestro.

La culpa principal de situaciones como esta, recae en el Estado y en el municipio. En el Estado, en tanto no ha atendido con grandes obras de infraestructura las necesidades más urgentes de Valparaíso, y no ha establecido un plan maestro destinado a salvar la ciudad de su, hasta ahora, imparable decadencia. Asimismo, es responsabilidad del Estado y de la casta política que lo administra, la nula adopción de medidas eficaces tendientes a revertir el monstruoso proceso de centralización en torno a la capital, en desmedro de las regiones y de ciudades como Valparaíso. Igualmente, han faltado gravemente a sus deberes los distintos gobiernos municipales (tanto de la Alianza o coalición de la derecha clásica, como de la Concertación), que se han sucedido a la cabeza del gobierno municipal de esta ciudad durante los últimos veinticuatro años, por no haber administrado de manera eficiente y proba los recursos disponibles, y por no haber implementado plan alguno destinado a solucionar de raíz los males de su ciudad.
Cabe señalar, por ejemplo, que la ciudadanía se pregunta, qué se hizo con los recursos aportados por la UNESCO a partir de la declaratoria de una parte importante de esa urbe como "Patrimonio de la Humanidad", ya que además de la pintura de algunas fachadas y la restauración de un número limitado de obras arquitectónicas, no se nota un efecto claro de la llegada de esos recursos. La degradación de la ciudad ha continuado, sucediéndose incendios, explosiones de gas, derrumbes e inundaciones que cobran vidas humanas, destruyen edificios públicos, casas y barrios enteros. La basura, suciedad y malos olores se acumulan en calles y quebradas, haciendo más precaria y desagradable la vida de sus habitantes, además de afear una ciudad que, por su entorno natural, debería ser una de las más bellas de Chile.

En este contexto, la intervención de bomberos ha tenido ribetes heroicos. Como es sabido, en Chile este cuerpo está compuesto únicamente por voluntarios no remunerados (lo que es un orgullo nacional) y, aunque el Estado y las municipalidades les entregan algunos recursos, estos son absolutamente insuficientes para hacer frente a todas las necesidades de un país que, por su alta concentración urbana, sus desigualdades sociales, la condición de pobreza de una parte muy importante de su población, su clima y geografía, presenta en algunos lugares, condiciones particularmente favorables para la propagación de incendios. Los bomberos deben realizar frecuentes colectas públicas para remediar, parcialmente, sus carencias. Similares faltas de recursos sufren las brigadas que combaten incendios forestales. Motivos suficientes para afirmar que la máxima responsabilidad de la falta de medios que permitan luchar más rápida y eficientemente contra estos siniestros que, invariablemente, afectan casi exclusivamente a los sectores más pobres y desprotegidos de la población, recae sobre las autoridades estatales y municipales.


Sintetizando lo anteriormente dicho, podemos afirmar que la desgracia de Valparaíso no es producto de una fatalidad histórica ni geográfica, sino el resultado de una estructura social profundamente polarizada, de una odiosa distribución de la riqueza y de la abulia e inepcia de la casta política cuyo norte no es el servicio público, como afirma de manera majadera en sus discursos, más bien, el usufructo personal y colectivo de los beneficios derivados de su rol de administradora del modelo de economía y sociedad instalado por la dictadura.


1) Nota de la redacción de A l’encontre:
Horst Paulmann, nacido en 1935 , pasó en Italia en 1946 y en Argentina en 1948. Llegó a Chile en 1950, donde se unió a la "comunidad alemana". En 2012, una investigación realizada por el periódico digital El Mostrador reveló que la “biografía” de Horst Paulmann tenía un "agujero", a pesar de que había recibido la nacionalidad chilena por gracia presidencial del “socialista” Ricardo Lagos (2000-2005). La “biografía” omitía otros datos: su padre era un miembro de la jerarquía nazi y Magistrado SS entre 1943 y 1945, bajo el nombre de Karl Werner. Fue juzgado en Alemania en 1961, pero la desaparición de Karl Werner Paulmann en 1958 canceló, de hecho, la sentencia. Horst Paulmann, por su parte, fue denunciado por sus prácticas antisindicales en la cadena de supermercados Paris, vinculada a su vez con la tarjeta de crédito de la empresa Banco Paris. En los años 1996-1997, los supermercados fueron, entre otros, proveedores de los productos de la Colonia Dignidad. Esta colonia nazista fue creada en 1961 por Paul Schäfer (1921-2010). Schäfer fue un miembro de las Juventudes Hitlerianas, y luego "doctor" del ejército del Tercer Reich. La colonia fue dirigida por él de manera despótica. Y se convirtió en un verdadero "enclave alemán" utilizado por el aparato represivo del régimen Pinochet en el siniestro “Plan Cóndor", que coordinó en los años 1970, las operaciones criminales de las dictaduras militares en Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay
.Fuente: http://www.argenpress.info/2014/04/chile-las-causas-profundas-de-la.html

 

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