domingo, 15 de abril de 2012

"Contamos con la fuerza insobornable que nos da la memoria del heroísmo y la dignidad de las generaciones que nos precedieron en la lucha. Nosotras y nosotros reivindicamos y hacemos nuestros, no sólo su memoria, sino el derecho a ver realizados los proyectos históricos por los que dieron su juventud y su vida".


Manifiesto de la Coordinadora Republicana de Madrid  
Por Coordinadora Republicana de Madrid   

Llamamos especialmente a la juventud, a las mujeres, a las trabajadoras y trabajadores inmigrantes y, en general, a la clase obrera y sectores populares

El olor del aire y el pueblo en la calle, otro 14 de abril.
Este 14 de abril es muy especial. No sólo el olor del aire mezclado con el del pueblo que llena las plazas, el que cada vez evoca con más fuerza al de 1931. Ochenta y un años después, se acumulan progresivamente las situaciones que recuerdan a las que engendraron la explosión de pueblo en lucha que puso en fuga al Borbón de entonces y a toda la familia real.
Entonces como ahora no se trata sólo del hartazgo de tener en la cúpula del Estado a un rey heredero de un dictador, que nadie ha elegido, que siempre aparece vinculado a las instituciones que más directamente representan a los opresores: la OTAN, la UE, la gran patronal – los viejos y los nuevos ricos - , las cúpulas militares o la Iglesia, acompañante complaciente de Golpes de Estado o, saqueando, él y su familia, sin escrúpulos las arcas públicas mediante corrupciones impunes y sin freno.
Lo que más nos acerca a situaciones en las que el orden establecido se tambalea es la sacudida feroz y prolongada de una crisis que, mientras golpea duramente a la clase obrera y sectores populares dejándoles sin lo mínimo indispensable para vivir, es aprovechada por los grandes monopolios para enriquecerse de forma insultante y arrasar con derechos laborales y conquistas sociales.
Entonces fue la Gran Depresión de 1929. Hoy es una crisis cuyas proporciones superan ampliamente a todas las anteriores y cuyo fin no se vislumbra. En 1930 la monarquía se tambaleó ante huelgas obreras y movilizaciones campesinas cada vez más numerosas y combativas: en Asturias, en Cantabria, en Euskadi, en Andalucía, Valencia, Madrid…
Acabamos de vivir una huelga general cuya magnitud y características permiten afirmar que se abre una etapa nueva en el movimiento obrero y popular. Cuando se esperaba una movilización en declive, 29 de marzo ha sido una jornada histórica. El paro en el conjunto del Estado ha sido, sector a sector y tajo a tajo un enorme clamor, no sólo contra esta Reforma laboral, sino contra la brutal escalada de ataques protagonizados por los gobiernos del PSOE y ahora del PP. Además el contradictorio movimiento gestado en torno al 15M, que sectores influyentes han pretendido vaciar de conciencia de clase y dirigir hacia objetivos perfectamente integrados, ha saltado todas las barreras y ha permitido lo que parecía imposible: la incorporación a la lucha obrera de una juventud a la que se le habían amputado, precisamente cuando está sufriendo con mayor dureza la explotación, sus raíces históricas y su conciencia de clase.
La conciencia de que la única “salida a la crisis” que nos preparan es aniquilar derechos y conquistas sociales gana la calle.
Ya no pueden seguir ocultando que con el pretexto de la crisis, el capital, sus instituciones – el FMI, el BCE y la UE – y los gobiernos a su servicio están perpetrando un auténtico atraco a mano armada contra la clase obrera y los pueblos.
Todas las decisiones políticas del PSOE o del PP han ido y van en la misma dirección:
· traspaso ingente de fondos públicos a la banca privada y a los grandes monopolios.
· recorte reiterado de impuestos siempre a los más ricos. El propio FMI afirma que la mitad del déficit público se debe a la reducción de impuestos.
· reducción, en cada reforma laboral, de las cotizaciones a la Seguridad Social que paga la patronal, cuando sus cuentas ya tienen déficit y no hacen más que aumentar las necesidades sociales.
· no mover un dedo ante el descomunal fraude y evasión fiscal por parte de las grandes fortunas, la banca y las grandes empresas.
· precarizar, desmantelar los servicios sociales públicos, privatizar todo lo rentable y en definitiva subordinar la esencia de los servicios públicos a la máxima del negocio privado: tanto tienes, tanto vales.
El ataque permanente a la clase obrera tiene un doble objetivo
Todas las reformas laborales, desde los Pactos de la Moncloa han ido dirigidas a recortar derechos laborales que se conquistaron duramente por el movimiento obrero en la lucha contra la Dictadura. Aprovecharon entonces la solemne ocasión para acabar con las más emblemáticas: la obligatoriedadde readmitir al despedido de forma improcedente y la creación de un contrato juvenil con despido gratuito.
Un ataque tras otro estaba respaldado por un discurso mentiroso, repetido hasta la saciedad: las empresas tienen que ganar mucho para que creen puestos de trabajo y salarios y condiciones detrabajo deben supeditarse a la competitividad.
Haber aceptado esto que constituye la esencia de la ideología del capital es la causa más importantede debilidad del movimiento obrero y la única que explica la suicida política de pactos sociales mientras la clase obrera retrocede sin fin.
Ya es hora
Es hora de que nos demos cuenta de que la gran destrucción de empresas y puestos de trabajo no es la consecuencia dolorosa de la crisis, sino que es exactamente lo que pretenden; ese es precisamente el objetivo de sus políticas. Su finalidad es la eliminación masiva de empresas no competitivas para proceder a una concentración de capital sin precedentes y de servicios públicos para mayor gloria de la privada.
Al tiempo que cada vez está más claro que no hay salida en el capitalismo para la clase obrera y los sectores populares en el capitalismo la coraza aprieta cada vez más:
- Somos un Estado intervenido sin el menor resquicio de soberanía: el FMI, el BCE y la UE imponen estrictamente sus políticas.
- Para sellarlo PP y PSOE impusieron una reforma constitucional para dar “prioridad absoluta al pagode la deuda y de sus intereses”.
- La ley de hierro de la oligarquía funciona perfectamente: al tiempo que los altos cargos del gobierno PSOE, con Zapatero y de la Vega a la cabeza, pasan a ser Consejeros de las grandes empresas, los nuevos ministros, como el de Economía o el de Defensa son catapultados al cargo directamente por grandes multinacionales.
- En Euskal Herria, la izquierda abertzale tras haber demostrado un respaldo popular sin precedentes reitera sus exigencias democráticas y sobre todo la libertad de sus presos y presas sin que el Estado español haya hecho otra cosa que intensificar la represión.
- Al escándalo de la corrupción político-empresarial generalizada se une el escándalo del pago con dinero público de las grandes instituciones que representan la represión y lo más negro de la Dictadura: la Iglesia y la Casa Real.
- El espectacular incremente del gasto y de la deuda militar vinculado a la participación española en los ataques criminales contra Afganistán o Libia en el seno de la OTAN. El gasto en policía, el más alto de la OCDE, sólo por detrás de EE.UU y el doble de países como Suecia.
La historia ha demostrado que precisamente en los momentos de crisis más duros, cuando tienen lugar los ataques más brutales contra las clases populares, tienen lugar los grandes cambios. Es entonces cuando se hace visible para la mayoría la realidad descarnada de que el único objetivo dequienes en la Transición cambiaron la máscara para mantener la estructura del poder de la Dictadura, es seguir exprimiendo a los pueblos mientras les sigamos produciendo beneficios.
Eso es lo que percibe hoy con claridad una juventud que no participó en la estafa de la Transición. No reconoce una Constitución que es papel mojado en cuanto a derechos económicos, sociales y de los pueblos, como el de Autodeterminación, mientras blinda la propiedad privada y acoraza una monarquía, cúpula de un Ejército, a su vez garante de la “unidad de la patria”.
En definitiva la juventud, las mujeres, las trabajadoras y trabajadores emigrantes, el conjunto de la clase obrera y sectores populares, aquellos a quienes nos roban cualquier esperanza de futuro digno, tenemos ante si el reto de construir nuestra propia historia.
Al igual que en la realidad se están acumulando ataques contra nuestros derechos, en nuestras cabezas y en nuestros corazones se está abriendo paso la idea de que así no podemos continuar.
La necesaria reconstrucción del movimiento obrero y popular, que responda a las necesidades de la clase obrera, de los más oprimidos de hoy, mayoritariamente jóvenes, mujeres e inmigrantes, necesita el surgimiento de un referente político. No puede haber acumulación de fuerzas sin alternativa política que sitúe objetivos comunes para los diferentes sectores sociales oprimidos y para los pueblos.
Llamamos a la lucha por un programa común que debe incluir:
Derogación de la Constitución de 1978 y apertura de un proceso constituyente que parta de la ruptura con la legislación e instituciones del régimen y cuyo desarrollo contemple una consulta popular para elegir libremente entre Monarquía y República. Salida de la OTAN y desmantelamiento de las Bases. Separación absoluta de la Iglesia y el Estado; por un Estado laico.
· Nacionalización de la banca y de todas las empresas estratégicas como energía, comunicaciones, transporte, industria farmacéutica básica, etc. Todos los recursos naturales deben ser de propiedad pública. Reforma agraria. Reforma fiscal progresiva. Educación, sanidad y servicios sociales exclusivamente públicos. No a la financiación pública de la empresa privada. Vivienda social pública y paralización de los desahucios. Protección social completa para todas las personas desempleadas. Igualdad de la mujer trabajadora.
· Derecho de autodeterminación para todos los pueblos y naciones oprimidas. Libertad de expresión, de reunión, asociación, manifestación y acción política. Derogación de la Ley de Extranjería y plenos derechos para todos los trabajadores extranjeros.
· Contra la impunidad de los crímenes de la Dictadura. Anulación de las sentencias de los tribunales fascistas. Verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo. Eliminación detoda la simbología fascista en lugares públicos.
· Libertad para todos los presos políticos antifascistas, comunistas, anarquistas e independentistas y amplio indulto para los presos por causas que tienen su origen en las desigualdades sociales. Derogación de la Ley de Partidos. Disolución de la Audiencia Nacional, de los tribunales militares y de los cuerpos represivos, así como depuración de responsabilidades de los torturadores y de los implicados en la guerra sucia.
Llamamos especialmente a la juventud, a las mujeres, a las trabajadoras y trabajadores inmigrantes y, en general, a la clase obrera y sectores populares, a la lucha y la organización por estos objetivos.
Contamos para ello con la fuerza insobornable que nos da la memoria del heroísmo y la dignidad de las generaciones que nos precedieron en la lucha. Precisamente para que no conozcamos de dónde venimos y de quiénes somos hereder@s pretenden sepultar su memoria con vergonzosas Leyes y discursos que les equiparan a sus verdugos. Nosotras y nosotros reivindicamos y hacemos nuestros, no sólo su memoria, sino el derecho a ver realizados los proyectos históricos por los que dieron su juventud y su vida.
14/4/2012
 Fuente: http://www.lahaine.org/index.php?p=60930

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