martes, 8 de febrero de 2011

Preveamos las consecuencias del modelo que CFK exige apoyar a rajatabla

Juventud Rebelde entrevista a Fernando Martínez Heredia, premio Nacional en Ciencias Sociales de Cuba
"Al capitalismo hay que combatirlo a muerte"
Juventud Rebelde propone a sus lectores fragmentos de la entrevista on line que sustuvo recientemente con los cibernautas el Premio Nacional de Ciencias Sociales, a quien está dedicada la 20 Feria Internacional del Libro Cuba 2011(…)
—Fernando, usted es un hombre muy audaz por sus posiciones y criterios. Sus libros así lo demuestran. En las condiciones actuales del país, ¿cuál debe ser el camino a seguir por un revolucionario cubano?
—Recuerdo mucho a Martí, mi maestro mayor, que escribió una vez: «Todo lo que un hombre lleva en sí, lo pone en él su pueblo». Soy hijo de la Revolución Cubana, que tuvo que ser capaz de convertir en realidades lo que parecía imposible, desde su propio inicio. Que tuvo que ser hereje para ser socialista, y ha tenido que enfrentarse siempre al mayor imperialismo de la historia, que posee las más grandes fuerzas materiales y culturales.
«En las condiciones actuales entiendo que todo revolucionario está obligado a seguir siendo hereje, para ser militante. Naturalmente, esto nos va a obligar a todos a ser muy creativos, a convertir a varios imposibles en nuevas realidades, a irnos por encima de las enormes limitaciones que tiene nuestra economía. Ese es un destino de la Revolución Cubana. Lo hemos asumido muchas veces y tenemos que seguir asumiéndolo».
—Muchas personas suelen afirmar pertenecer a la izquierda. ¿Cuáles son las características de un hombre de izquierda? ¿Cuántas izquierdas hay actualmente en el mundo?
—Hace 15 años escribí que «izquierda» era un término muy ambiguo, capaz de ser utilizado al hablar tanto de Leonid Brezhnev como de Antonio Guiteras. Por esto no lo utilizo cuando hago análisis o cuando trato de explicar o interpretar algo. Pero la pregunta es muy importante, porque el capitalismo es el gran enemigo de la especie humana y del propio planeta, y es muy necesario que se le combata a muerte. Comienzo por decir que ese «hombre de izquierda» está obligado a ser anticapitalista. Por cierto, también está obligado a superar este calificativo «hombre», y aprender a calificarse «ser humano». El lenguaje nunca es inocente, y superar el machismo es tan difícil que debemos ayudarnos también con el lenguaje. Pero continúo...
«Ese ser humano tan ambicioso no debe ser solamente un “anti”. Sobre todo deberá ser un creador de nuevas relaciones sociales e interpersonales, de una nueva actitud ante la naturaleza, de nuevas instituciones. Para lograr todo esto tendrá que hacerse consciente, crecer mucho y cambiarse a sí mismo en el curso de un prolongado y complejo camino de luchas. Y eso no será posible si sólo mira al mejoramiento humano, a su dimensión individual.
«Tendrán que ser grandes grupos de seres humanos los que asuman esas tareas, y tendrán que ser capaces de convocar y convencer a muchos millones para que los acompañen y se vuelvan creadores junto a ellos. Tendrán que hacer política, pero una nueva política que no solo se oponga a la del capitalismo, sino que sea radicalmente diferente a ella. Tendrán que tomar el poder político y ejercer ese poder para que se logren defender las conquistas populares y sobre todo para lograr ir creando una nueva sociedad. Pero para todo esto es necesario que no se trate del poder de un grupo, y que el poder esté siempre al servicio del proyecto.
«Como ves, la cuestión no es nada fácil, pero todas las cosas importantes son muy difíciles; y esta, a mi parecer, es la más importante hoy para la humanidad. Si logramos avanzar bastante por ese camino, nos iremos convirtiendo en una sola “izquierda”. Y llegará un día en que ocupemos todo el espacio».
—¿Cuáles son las claves para entender la resistencia del pueblo cubano; un pueblo que ha sido capaz de imponerse a un período especial y seguir soñando con una sociedad diferente, aunque esto le cueste el asedio y la incomprensión?
—Muchos no entienden esa resistencia. Ya me referí a la necesidad de vencer los imposibles; no lo repetiré. Pero quiero y debo agregar, que durante la gran crisis de los años 90 —jamás hablo de período especial— le sacamos un enorme provecho a la gran acumulación cultural de las tres décadas previas, en cuanto a los altos niveles de preparación general y especializada de los cubanos, la universalidad y alta calidad de los servicios sociales básicos, el nivel de infraestructura y otros factores que harían muy larga la respuesta. Pero lo principal fue el altísimo nivel de conciencia política de la población, que le permitió representarse con calidad y defender con una tenacidad y una abnegación ejemplares lo que era fundamental: no dejarse confundir, ni rendirse.
«Un pueblo así es capaz de seguir soñando con una sociedad superior y diferente a la del capitalismo. Pero no sólo sueña. Sigue enfrentando al imperialismo, sin hacer concesiones, porque sabe que esa es la única política práctica. Sigue peleando por conseguir que los alimentos que consumimos se produzcan en nuestra tierra y que los recursos que obtenemos se empleen en beneficio de las mayorías y de proyectos que hagan factible un mayor bienestar futuro. Y sigue debatiendo en innumerables asambleas de pueblo los problemas principales que enfrentan el país y la Revolución».
—Según su opinión: ¿la crítica debe ser transformadora de la realidad en la que se enmarca, o ella es transformación en sí misma?
—Esa pregunta es como una invitación a conversar acerca de problemas fundamentales del pensamiento. No puedo, sin embargo, ceder ante la tentación. Saqué mucho provecho al estudio de los pensadores de la Escuela de Francfort, y todavía me ayudo con ellos. Creo que la crítica, como tantas actividades intelectuales, posee una naturaleza y cierta soberanía inherentes a su producción y ejercicio, pero sin dudas está siempre condicionada. De manera que habría que situarse en las coordenadas de cada caso al analizar qué función o funciones tiene cada crítica. No olvido al joven Carlos Marx, tan capaz de irse muy por encima de sus circunstancias, cuando afirmó que «no es la crítica la gran transformadora, sino la revolución».
Fuente original: http://www.juventudrebelde.cu/cultura/2011-02-05/fernando-martinez-heredia-al-capitalismo-hay-que-combatirlo-a-muerte/
Fuente: http://www.rebelion.org/ Opinión/ 07-02-2011

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