miércoles, 12 de enero de 2011

Veamos la ocupación militar de Haití como estrategia imperialista para garantizar el reparto del territorio y como nuestro futuro

Especial Solidaridad con Haití desde el ALBA de los pueblos

Militarización y violencia patriarcal en Haití o cómo se asocian dos viejos amigos ante el desastre
Por el Frente Popular Darío Santillán en solidaridad con Haití desde el espacio Articulación Continental de los Movimientos Sociales hacia el ALBA Capítulo Argentina

Mujeres de todo el mundo, y principalmente América Latina dieron forma al Encuentro Internacional de Mujeres y Pueblos contra la Militarización realizado en Colombia en el mes de agosto del año pasado. Esta iniciativa tuvo como objeto denunciar las políticas norteamericanas de ocupación militar en el continente, para el control político y el saqueo de las riquezas, y específicamente la continuidad del Plan Colombia avalado por las autoridades de ese país. Más de 40 organizaciones colombianas y cientos de mujeres visitantes de otros países se encontraron para debatir y visibilizar las consecuencias de la militarización en los cuerpos y las vidas de las mujeres.
Carol Pierre- Paul Jacobs asistió en representación de las organizaciones sociales de Haití. Es integrante de SOFA (Solidaridad entre Mujeres de Haití), que a su vez forma parte de la articulación global denominada Marcha Mundial de las Mujeres (MMM). SOFA trabaja por la igualdad de géneros y apoya la organización comunitaria de mujeres en todo el territorio hatiano.Si bien su actividad precede por mucho tiempo al terremoto del 12 de enero, ésta ha sido reforzada desde ese episodio, abordando estrategias de apoyo psicológico social a las mujeres para enfrentar los efectos emocionales del desastre.En relación a las consecuencias sociales del terremoto, Carol Pierre afirma que “al contrario de lo que pudiera pensarse, la tragedia fortaleció a las organizaciones sociales en nuestro país, nos hizo trabajar más unidas, porque le quitó el velo al enemigo común, lo hizo más evidente”. Con estas palabras alude a la presencia norteamericana en la isla, y a la ocupación militar del país por las llamadas fuerzas de paz de la ONU, la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití), que desde la tragedia aumentó su dotación con el supuesto objetivo de establecer un entorno seguro y estable. Retomando la tesis de que Haití es un estado inviable, con la cual se estableció en 2004, en la MINUSTAH legaliza el modelo de ocupación que garantiza que los grandes intereses económicos marquen el proceso de reconstrucción. Según Carol, “Haití hoy es el laboratorio norteamericano en Latinoamérica, el terremoto ha servido de excusa para la ocupación total del territorio, la intromisión en los asuntos políticos y económicos y por sobre todo, para la represión de las organizaciones populares”. La estrategia imperialista prevé la militarización para garantizar luego el reparto del territorio por parte de las empresas transnacionales. Es un proyecto que viene desde (Ronald) Reagan en la década de los setenta y en esta coyuntura, está avanzando bajo la fachada de ayuda humanitaria".

La militarización en el cuerpo de las mujeres
Aún antes del terremoto, Haití era uno de los países con mayor índice de episodios de violencia de género, en una combinación fatal de injusticia social profunda y machismo. En 1999, UNICEF indicó que el 70% de las mujeres haitianas eran víctimas de violencia sexual, y en el 2002 un estudio de SOFA relevó que 8 de cada 10 mujeres en 5 departamentos estudiados había vivido violencia. Estas fuentes señalan que el rapto y la tortura eran expresiones de violencia ampliamente extendidas en el país. También se registraban altos niveles de violencia sexual en el ámbito doméstico y laboral.Sin embargo, el terremoto supuso una exacerbación de la desprotección y la violencia hacia las mujeres. Según la organización de derechos humanos Partners in Health, desde el 12 de enero hasta el 21 de marzo se reportaron 230 casos de violación en 15 asentamientos provisionales en la ciudad, es decir, 15.3 por asentamiento y actualmente hay más de 500 asentamientos provisionales. Desde SOFA denuncian que las miles mujeres y niñas en campamentos y comunidades de desplazados están desprotegidas ante la violencia sexual. “La falta de seguridad en las calles y los asentamientos, la falta de iluminación y la carencia de servicios de atención a la violencia fueron denunciados por las mujeres como tema principal de preocupación. Además, el hambre y el déficit de políticas sociales lleva a que mujeres, niñas y adolescentes, se tengan que ver obligadas a prostituirse por comida y una carpa”, agrega Carol.
SOFA junto a otras organizaciones de mujeres están creando células móviles que se desplazan por los asentamientos provisionales para atender mujeres que tienen que defenderse de la escalada de violencia en esos lugares. Además de apuntar a la atención psico social y a la reconstrucción de los lazos entre las organizaciones sociales.En contraposición a los discursos pro derechos humanos, la ocupación por parte de las fuerzas militares de la ONU refuerza esta violencia sexista. Carol plantea que como Marcha Mundial de las Mujeres vienen denunciando que la militarización que vive Haití, así como Colombia y Honduras, “se traduce en una situación de violencia extrema hacia las mujeres, manifestada en confinamientos, violaciones, embarazos forzados, femicidios y trata. La complicidad de los gobiernos y las fuerzas represivas, exacerba los valores del patriarcado, colocando a los cuerpos de las mujeres como territorios del terror de la guerra".Ante este panorama, las organizaciones sociales y de mujeres de Haití apuntan a fortalecer los vínculos entre ellas, para favorecer la recuperación luego del terremoto y exigir ser tenidas en cuenta en la reconstrucción del país. Una reconstrucción que está siendo un proceso de subasta, de marginación y represión de la sociedad. “Confiamos en la fuerza de las mujeres haitianas, en una historia de rebeldía y resistencia que nos permite enfrentar estos embates. Pero también llamamos a la solidaridad feminista, para hacer visible en otros países la violación a los derechos humanos de que estamos siendo víctimas como pueblo y fundamentalmente como mujeres”. Leer otras notas sobre Haití en Prensa De Frente.
Fuente: http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/a/2011/01/11/p6260

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